lunes, 30 de noviembre de 2009
Dejar hacer
domingo, 29 de noviembre de 2009
Una escritura de la singularidad interpersonal
sábado, 28 de noviembre de 2009
Tokio, Islandia.
viernes, 27 de noviembre de 2009
Tecnofobia
Ya Platón en Fedro ponía, en la boca de Sócrates, una objeción contra la escritura, argumentando que supondría una desvirtuación y abandono de la memoria personal. A partir de la invención de este registro cultural, inscrito en los papiros o tablillas, sólo nos fiaríamos de los escritos y no de nosotros mismos. Ya no confiaríamos en nuestras facultades, sino que acudiríamos prestos a consultar lo que estaba grabado o escrito, otorgándole un valor superior a cualquier enunciación humana. Cuando apareció la fotografía en 1839, algunas sectas protestantes alemanas condenaron el nuevo invento por ser una osadía herética que intentaba imitar o duplicar lo que Dios había creado. Cuando Edison difundió el fonógrafo en 1877, mucha gente profetizó el fin de la música en vivo de las orquestas. Y cuando apareció el cine, hubo quien clamó al cielo por juntar a hombres y mujeres en una sala oscura con un espectáculo de tanta sugestión. Incluso ante los primeros ferrocarriles, hubo quien predijo que nuestros sistemas perceptivos no estaban preparados para observar el paisaje a tal velocidad y que el vértigo de mirar por las ventanillas de los trenes acarrearía enfermedades mentales.
[Igor Sábada, Cyborg]
miércoles, 25 de noviembre de 2009
Una rubia sin sujetador
martes, 24 de noviembre de 2009
lunes, 23 de noviembre de 2009
La obra más hermosa
Un día, un rey puso a dos pintores a competir, pidiéndoles que crearan el cuadro más bello que pudiera existir. Los dos artistas trabajaron en la misma estancia. Un cortina les separaba. Uno de ellos pintó un cuadro maravilloso mientras que el otro empleó su tiempo en pulir la pared con infinito cuidado.
Cuando el rey vino a ver el resultado, abrieron la cortina y, en un lado, vio el magnífico cuadro creado por el primer pintor y, en la pared opuesta, descubrió el reflejo del cuadro que era más hermoso que el original.
Esta historia la cuenta Ma Ananda Moyi. Podría parecer sospechosa en la medida en que el reflejo podría ser un robo de todo el trabajo que se tomó el primer pintor para realizar una obra magnífica.
Ma Ananda Moyi respondió a la persona que expuso esta reserva:
-Tú eres el discípulo. Has pulido la pared. Pero es el maestro, el gurú, el que ha pintado el cuadro, el que se ha tornado la molestia de hacer el trabajo.
Alguien te enseña algo, pinta el cuadro con aplicación para ti. Mientras él te enseña, tú lo asimilas, te dedicas a pulir tu pared.
[Alejandro Jodorowsky, La sabiduría de los cuentos]
domingo, 22 de noviembre de 2009
¿Qué comes?
La primera vez que oí el consejo de “comer sólo comida” fue en un discurso de Joan Gussow, y me desconcertó totalmente. Claro que hay que comer comida - ¿acaso existe algo más? Pero Gussow, que planta la mayor parte de sus alimentos en una franja de tierra de aluvión que se adentra en el río Hudson, se niega a dignificar la mayoría de los productos a la venta en los supermercados con ese nombre. “En los treinta y cuatro años que llevo trabajando en el campo de la nutrición” dijo en el mismo discurso, “he visto como la comida real desaparecía de grandes áreas de los supermercados y de buena parte del resto del mundo de la comida”. Tomando el lugar de la comida en las estanterías un torrente inacabable de sustancias alimentarias lo han suplantado, unos diecisiete mil nuevos cada año, “productos construidos principalmente alrededor del comercio y la esperanza, con un apoyo terroríficamente escaso de conocimiento real”. La comida normal sigue ahí fuera, sin embargo, cultivada y ocasionalmente aún vendida en el supermercado, y esa comida normal es la que debiéramos consumir.
[Michael Pollan, In defense of food]
viernes, 20 de noviembre de 2009
Why do women exist?
Jean Renoir estaba convencido de que siempre había hecho la misma película, de manera que había que entender toda su filmografía como un único largometraje eternamente inacabado en el que secuencias, diálogos y movimientos de cámara podían intercambiarse sin modificar sustancialmente el resultado fina!. Renoir trabajó sobre una base conceptual -la búsqueda de la verdad- que sometía a ligeras variaciones película a película. No importaba ni el género ni los actores: la música sonaba distinta pero la emoción que despertaba quedaba intacta. La teoría del director de La gran ilusión (La grande illusion, 1937) se ajusta como un guante a las intenciones de Johann Sebastian Bach cuando compuso las célebres Variaciones Goldberg, que tomaban como base la melodía de un Aria para desplegar sobre sus notas treinta variaciones, todas de forma binaria, que no sólo exigían un intérprete virtuoso en el clavicémbalo sino también ofrecían un generoso recorrido por todos los estilos musicales, desde el más intimista y nocturno hasta el más festivo y resplandeciente. Bach explotó todas las variantes compositivas de una idea musical para demostrar la infinitud de un lenguaje que tenía tanto que ver con la perfección de las matemáticas como con la imperfección de las bellas artes. Y todas las variaciones partían de una sola melodía, de la que nacían, reinventadas, mil melodías capaces de evocar y despertar las más variopintas sensaciones.
Hay un cineasta norteamericano que no toca el clavicémbalo pero que ha seguido a rajatabla las enseñanzas de Bach. Porque Hal Hartley (Islip, Nueva York, 1959) no dirige, compone. Sus películas son canciones extrañas, que parecen cantadas por primera vez. Son, en realidad, una sola canción que trata una cantidad infinita de temas, todos relacionados con el deseo que mueve el mundo y lo desbarata y lo ordena hasta hacerlo tan incomprensible y hermoso como ese momento en el que, por fin, nos enamoramos. El sheriff filósofo de Simple Men dice: "Queréis confianza, seguridad, compromiso, garantías, promesas, esperanza, consideración, sinceridad, altruismo, intimidad, atracción, amabilidad, comprensión con o sin palabras, dependencia sin resentimiento, afecto, aceptación, poseer, perder". Eso es, justo, lo que queremos: amor sin colorantes. Eso es lo que quieren los personajes de Hartley, y eso es lo que él quiere y demuestra: amor sin reservas a un espectador que sólo imagina, amor a una manera de ver el mundo que se resume en un abrazo o un milagro.
[Sergi Sánchez, Las variaciones Hartley]
jueves, 19 de noviembre de 2009
miércoles, 18 de noviembre de 2009
¿En qué mundo vives?
[Sören Kierkegaard, Diario de un seductor]
lunes, 16 de noviembre de 2009
El derrumbe de las ideologías
Si todo nos da igual, si no pretendemos ir a sitio alguno, tampoco tendremos necesidad de orientarnos. Pero si tratamos de vivir lo mejor posible, requeriremos una orientación global, una brújula que nos señale la buena vida que buscamos y un mapa del mundo cuyos caminos transitamos. Esta orientación vital ha solido ser proporcionada en el pasado por las religiones y (más recientemente) por las ideologías políticas, tanto en el caso de los grandes movimientos de masas, como el cristianismo, el islam, el nacionalismo o el comunismo, como en el de las pequeñas sectas y las facciones marginales.
La religión ha pretendido orientarnos acerca de cómo es la realidad en su conjunto y acerca de cómo vivir lo mejor posible, pero en la mayor parte de los casos sus orientaciones han sido formas de autoengaño. Como sabía Marx, la religión proporciona consuelos ilusorios a una vida infeliz. La sabiduría filosófica, por el contrario, consistiría en saber vivir realmente bien, de un modo lúcido y con los ojos abiertos. La filosofía es un intento de religión racional, lo que incluye la búsqueda de una cosmovisión intelectualmente honesta, que tenga en cuenta y evalúe críticamente los resultados de la ciencia. La filosofía es un intento de buena vida basado en la verdad y en el conocimiento más objetivo posible de la realidad.
La situación cultural de nuestra época se caracteriza por el estrepitoso fracaso de todas las religiones e ideologías como guías de nuestra manera de pensar y de vivir. El derrumbe de estos viejos idearios nos ha dejado como náufragos intelectuales en un mar sin puntos de referencia. Nunca en el pasado los humanes (es decir, los seres humanos, hombres o mujeres) habíamos sido tan libres, ni habíamos estado tan bien informados como ahora. Y, sin embargo, nuestro desasosiego y desorientación son obvios, así como nuestra carencia de respuestas claras y soluciones compartidas a los problemas de nuestro tiempo, tanto personales como ecológicos y políticos.
El humán actual, radicalmente desorientado, dejado huérfano y a la intemperie por el descalabro de religiones e ideologías, y confrontado a retos inéditos y acuciantes, requiere una brújula intelectual, una cosmovisión, una filosofía a la altura de nuestro tiempo. Y la busca, pero no la encuentra, pues la filosofía que necesitamos está aún por hacer.
[Jesús Mosterín, Ciencia viva]
domingo, 15 de noviembre de 2009
sábado, 14 de noviembre de 2009
Negima!
viernes, 13 de noviembre de 2009
jueves, 12 de noviembre de 2009
El triunfo de Hitchcock
miércoles, 11 de noviembre de 2009
Juegos de guerra
En noviembre de 1979, el super ordenador NORAD, a cargo de las rampas de lanzamiento de los misiles nucleares, por poco no precipita un conflicto mundial. De improviso, el artefacto informó al comando de la Defensa de la aproximación de misiles soviéticos, sin embargo, un chequeo de emergencia de los radares no detectó cohete alguno en sus pantallas. Posteriormente se descubrió que la crisis la había provocado una cinta de un “juego de guerra” introducida accidentalmente en NORAD.
En la película (War games, John Badham, 1983), el fallo lo provoca un hacker adolescente, David, que confunde el programa termonuclear global del Pentágono con un videojuego y ordena al superordenador Joshua preparar el contraataque contra una imaginaria agresión soviética. Cuando David se da cuenta del error cometido, busca desesperado el auxilio del Dr Falken, el inventor de Joshua y del software de los misiles y la única persona capaz de desactivarlo. Falken vive retirado del mundo, destrozado por la muerte accidental de su hijo Joshua, en cuyo homenaje bautizó al ordenador, convertido en sosias simbólico del joven ausente. Informado de lo ocurrido, abandonará su ostracismo para devolver el ordenador al redil. El arreglo del malentendido informático en el último minuto restaura la “tranquilidad” inicial; todo ha sido una falsa alarma. La reflexión final la pone Joshua, cuando, tras ver desactivado su programa termonuclear, dice de la estrategia oficial: "Extraño juego éste en el que la única jugada ganadora consiste en no jugar”.
[Pablo Francescutti, La pantalla profética]
domingo, 8 de noviembre de 2009
Brecht / A los hombres futuros
I
Verdaderamente, vivo en tiempos sombríos.
Es insensata la palabra ingenua. Una frente lisa
revela insensibilidad. El que ríe
es que no ha oído aún la noticia terrible,
aún no le ha llegado.
¡Qué tiempos éstos en que
hablar sobre árboles es casi un crimen
porque supone callar sobre tantas alevosías!
Ese hombre que va tranquilamente por la calle
¿lo encontrarán sus amigos
cuando lo necesiten?
Es cierto que aún me gano la vida
Pero, creedme. es pura casualidad. Nada
de lo que hago me da derecho a hartarme.
Por casualidad me he librado. (Si mi suerte acabara,
[estaría perdido).
Me dicen: «¡Come y bebe! ¡Goza de lo que tienes!»
Pero ¿cómo puedo comer y beber
si al hambriento le quito lo que como
y mi vaso de agua le hace falta al sediento?
Y, sin embargo, como y bebo.
Me gustaría ser sabio también.
Los viejos libros explican la sabiduría:
apartarse de las luchas del mundo y transcurrir
sin inquietudes nuestro breve tiempo.
Librarse de la violencia.
dar bien por mal,
no satisfacer los deseos y hasta
olvidarlos: tal es la sabiduría.
Pero yo no puedo hacer nada de esto:
verdaderamente, vivo en tiempos sombríos.
II
Llegué a las ciudades en tiempos del desorden,
cuando el hambre reinaba.
Me mezclé entre los hombres en tiempos de rebeldía
y me rebelé con ellos.
Así pasé el tiempo
que me fue concedido en la tierra.
Mi pan lo comí entre batalla y batalla.
Entre los asesinos dormí.
Hice el amor sin prestarle atención
y contemplé la naturaleza con impaciencia.
Así pasé el tiempo
que me fue concedido en la tierra.
En mis tiempos, las calles desembocaban en pantanos.
La palabra me traicionaba al verdugo.
Poco podía yo. Y los poderosos
se sentían más tranquilos, sin mí. Lo sabía.
Así pasé el tiempo
que me fue concedido en la tierra.
Escasas eran las fuerzas. La meta
estaba muy lejos aún.
Ya se podía ver claramente, aunque para mí
fuera casi inalcanzable.
Así pasé el tiempo
que me fue concedido en la tierra.
III
Vosotros, que surgiréis del marasmo
en el que nosotros nos hemos hundido,
cuando habléis de nuestras debilidades,
pensad también en los tiempos sombríos
de los que os habéis escapado.
Cambiábamos de país como de zapatos
a través de las guerras de clases, y nos desesperábamos
donde sólo había injusticia y nadie se alzaba contra ella.
Y, sin embargo, sabíamos
que también el odio contra la bajeza
desfigura la cara.
También la ira contra la injusticia
pone ronca la voz. Desgraciadamente, nosotros,
que queríamos preparar el camino para la amabilidad
no pudimos ser amables.
Pero vosotros, cuando lleguen los tiempos
en que el hombre sea amigo del hombre,
pensad en nosotros
con indulgencia.
A los hombre futuros
de Poesías escritas durante el exilio
viernes, 6 de noviembre de 2009
Locura
En la conocidísima y archicitada película de Stanley Kubrick 2001: Una odisea del espacio (1968), un ordenador inteligente se convierte en el protagonista del filme debido a su instinto asesino y sus malas maneras con los tripulantes de una nave. Ante la amenaza de ser desconectado, usa todo tipo de artimañas y argucias con el fin de intentar deshacerse de los humanos que tomaron la decisión de cortarle la alimentación eléctrica y que tratan de llevarla a cabo. El filme, que es una adaptación de un relato corto (El centinela) escrito por el maestro de la ciencia ficción Arthur C. Clarke, vendría a mostrar los peligros de la inteligencia artificial, de las computadoras que piensan. Dicho ordenador, el de la película, recibía el extraño nombre de HAL9000 (acrónimo del inglés Heuristically programmed ALgorithmic) y era la computadora de a bordo de una nave espacial (Discovery) que enloquecía ante la posibilidad de ser apagada. He aquí a uno de lo ordenadores más célebres de la historia del cine, estrella indiscutible de las pantallas, que tuvo un final trágico: la inteligencia la volvió loca.
[Igor Sábada, Cyborg]
miércoles, 4 de noviembre de 2009
Lévi-Strauss y la cocina
De este modo, el cocinero es un agente cultural que une el producto crudo con el consumidor humano. Su papel es asegurar que lo natural se convierte en cocido y soporta un proceso de socialización. El análisis de los mitos relacionados con la comida y la cocina se basa en tres premisas.
1. La cocina es un lenguaje, y como todo lenguaje, tiene una estructura constituida por oposiciones binarias;
2. La cocina está estructurada por el triángulo culinario: crudo/cocido/podrido – una tríada que lleva implícita una doble oposición entre naturaleza/cultura y elaborado/no elaborado;
3. A la práctica, este triángulo abstracto está lleno de pares opuestos, como asado/hervido, que se corresponden con el par crudo/podrido.
La categoría de lo crudo forma la base de dos niveles básicos: la comida cocinada, que es la transformación cultural de la cruda; y la comida podrida, que es su transformación natural. Éste es el triángulo básico, en relación al cual surgen estadios intermedios, como la cocción en agua o la cocción en fuego. La cocina asociada al aire nos lleva al asado o al ahumado, mientras que el uso del agua comporta el hervido. Ambas categorías se derivan de la cocina, es decir, de la cultura, pero el asado deja el tejido interno de la carne relativamente crudo y puede cocerse directamente sobre la llama desprotegida, y, así, se mantiene más cercano al polo natural; mientras que el hervido, que soporta una cocción total, está más cercano al lado de la cultura.