lunes, 18 de enero de 2010

Mala conducta

John Watson (1878-1958), el fundador del conductismo, pretendía ser capaz de convertir a cualquier niño, a través de una educación adecuada, en cualquier tipo de ser humano o de profesional, con independencia de su idiosincrasia genética: «Dadme una docena de niños sanos [...] y garantizo que puedo escoger uno cualquiera de ellos al azar y entrenarlo para convertirlo en cualquier tipo de especialista que desee -médico, abogado, artista, gran empresario y también mendigo o ladrón-, con independencia de sus talentos, inclinaciones, tendencias, habilidades, vocaciones y de la raza de sus ancestros».
Hoy sabemos que eso es imposible. Los psicólogos conductistas ignoraban que nuestras reacciones dependen de nuestro cerebro, que a su vez depende de nuestro genoma. Tenían una confianza exagerada en la capacidad transformadora del condicionamiento social y pretendían que el comportamiento posterior del individuo depende exclusivamente de la educación y de los estímulos que haya recibido.
(...)
[Jesús Mosterín, La naturaleza humana]