"Trabajar con Buñuel significaba vivir con Buñuel. Desayunar, comer, cenar y dormir en el mismo lugar, trabajando en un guión. Y, aunque era muy interesante, creedme, era intenso."
"Solíamos trabajar frente a frente, en la misma mesa. Después de un día de charlas sobre el guión, cuando me quedaba solo dibujaba las escenas que habíamos descrito. Quería comprobar si teníamos la misma película en mente, estando, como estábamos, sentados en lugares opuestos. Su derecha era mi izquierda, y así con muchas cosas. Aún así, teníamos que abstraernos de nuestro espacio y meternos los dos en un tercer espacio que era la película. Por eso dibujaba, para plasmar mi espacio en el papel. Al día siguiente le preguntaba a Buñuel en qué lugar estaba la puerta de la habitación donde teníamos a los protagonistas.
Si yo había dibujado una puerta a la derecha, y el contestaba "derecha", proseguíamos. Si no, volvíamos a empezar, porque no estábamos los dos en la misma película.
Nos asistían dos personas, Georgette y Henry, imaginarias, por supuesto. Se sentaban a nuestro lado y de vez en cuando les preguntábamos por su opinión. Si Buñuel se enfadaba en exceso, recogía sus papeles, se levantaba y decía: "Georgette, nos vamos."
Como pueden ustedes observar, el objetivo final al trabajar en un guión era no perder a ninguno de estos dos invitados. Para que el uno entendiese al otro, interpretábamos las escenas que se nos iban ocurriendo. Cada vez que veo una de nuestras películas, veo a Buñuel actuando.
" - Entonces, ¿un guionista ha de saber actuar? "
Por supuesto. Primero viene la actuación, después la escritura. No al revés.
" Tras ver Belle de Jour, un espectador levantó la mano y preguntó: - En este caso, teniendo en cuenta la carga erótica de la película, ¿también interpretaban ustedes a los personajes? ¿Cómo lo hicieron? "
A Jean Claude Carriere, y al resto de los asistentes, les dio la risa. El guionista contestó:
"Hombre, Buñuel siempre hacía de mujer, siempre era la protagonista. A mí me tocaban todos los secundarios. Principalmente, porque él tenía que sentirse cercano al personaje principal. Si me está usted preguntando si me acosté con Buñuel, no, la respuesta es no."
Carcajada general, aplausos y sonrisas. Un grande. Sin más.
Por Claudia Lorenzo para Filmutea
"Solíamos trabajar frente a frente, en la misma mesa. Después de un día de charlas sobre el guión, cuando me quedaba solo dibujaba las escenas que habíamos descrito. Quería comprobar si teníamos la misma película en mente, estando, como estábamos, sentados en lugares opuestos. Su derecha era mi izquierda, y así con muchas cosas. Aún así, teníamos que abstraernos de nuestro espacio y meternos los dos en un tercer espacio que era la película. Por eso dibujaba, para plasmar mi espacio en el papel. Al día siguiente le preguntaba a Buñuel en qué lugar estaba la puerta de la habitación donde teníamos a los protagonistas.
Si yo había dibujado una puerta a la derecha, y el contestaba "derecha", proseguíamos. Si no, volvíamos a empezar, porque no estábamos los dos en la misma película.
Nos asistían dos personas, Georgette y Henry, imaginarias, por supuesto. Se sentaban a nuestro lado y de vez en cuando les preguntábamos por su opinión. Si Buñuel se enfadaba en exceso, recogía sus papeles, se levantaba y decía: "Georgette, nos vamos."
Como pueden ustedes observar, el objetivo final al trabajar en un guión era no perder a ninguno de estos dos invitados. Para que el uno entendiese al otro, interpretábamos las escenas que se nos iban ocurriendo. Cada vez que veo una de nuestras películas, veo a Buñuel actuando.
" - Entonces, ¿un guionista ha de saber actuar? "
Por supuesto. Primero viene la actuación, después la escritura. No al revés.
" Tras ver Belle de Jour, un espectador levantó la mano y preguntó: - En este caso, teniendo en cuenta la carga erótica de la película, ¿también interpretaban ustedes a los personajes? ¿Cómo lo hicieron? "
A Jean Claude Carriere, y al resto de los asistentes, les dio la risa. El guionista contestó:
"Hombre, Buñuel siempre hacía de mujer, siempre era la protagonista. A mí me tocaban todos los secundarios. Principalmente, porque él tenía que sentirse cercano al personaje principal. Si me está usted preguntando si me acosté con Buñuel, no, la respuesta es no."
Carcajada general, aplausos y sonrisas. Un grande. Sin más.
Por Claudia Lorenzo para Filmutea