lunes, 28 de septiembre de 2009

Entrevista con Roy Andersson sobre "You, the living" (La comedia de la vida)


"Una película sobre la vulnerabilidad del ser humano"


¿Cómo describiría su película: una oda a la vida, a la humanidad del hombre, una tragicomedia musical?
Roy Andersson: Se puede decir que es una tragicomedia. Laurel y Hardy, por ejemplo, son cómicos y tristes al mismo tiempo. Pero la vida es eso, una tragicomedia. Ante todo, la película presenta la vulnerabilidad del ser humano. No deberíamos humillarnos entre nosotros; a veces, incluso, la gente se ve obligada a humillarse a sí misma. Me entristece ver esta actitud hoy día. Un ejemplo son esos programas al estilo de La granja, muy populares por humillar a la gente, algo muy triste.

En You, the Living (Du Levande), está representada gente de todas las edades, también niños, algo no muy común en su cine. ¿Se debe a que al poner a un adulto en una situación de vergüenza o humillación pero vista a través de los ojos de un niño la situación es mucho más dura?
Cierto. Me faltó eso en Canciones del segundo piso.Pensé que debería contar con jóvenes y niños en la película para conseguir todo el espectro de la vida, no sólo en términos de edades y géneros, sino también en términos de grupos sociales y étnicos.

La música juega un papel esencial en sus obras. ¿En qué se inspira?
Me gusta el jazz de Nueva Orleans. Yo tocaba en trombón cuando era joven. Pensé que podía usarlo en alguna de mis películas y ahora era la ocasión. La música del principio de la película está compuesta por Benny Andersson (miembro de ABBA), con las mismas raíces que la música de Canciones del segundo piso. También elegí música académica alemana y una canción popular sentimental de los años 30, que se adaptó para un solo de guitarra eléctrica y para una marcha.

Grabó unas 50 escenas en una sola toma con temas recurrentes. ¿Fue difícil elegir las esenciales y montarlas en orden?
Muy díficil. Sólo las últimas escenas fueron puestas al final de manera voluntaria, pues yo quería que la gente mirara hacia arriba. Para las demás escenas, no hubo orden alguno. Quería que aparecieran, pero el orden lo decidí en la mesa de montaje.

Utiliza un tono específico de color monocromático, sobre todo los grises. ¿Por qué no rodar en blanco y negro, como el cine neorrealista italiano que tanto admira?
Es cierto, pero si ruedas en blanco y negro es demasiado fácil. Inmediatamente piensas que haces un buen arte. No me gusta eso. Empecé a utilizar esos colores en los 80, cansado de repente de realizar películas durante 15 años. No me inspiraba el estilo realista que usaba. Por suerte, encontré una salida, y empecé a utilizar lo abstracto, que también se inspira en la pintura, especialmente en la de la Alemania de los años 30, el periodo de entreguerras. Mi pintor preferido es el expresionista alemán Otto Dix. A través de lo abstracto me siento libre. Lo mismo me ocurrió con esta película, pues nunca antes me había atrevido a crear sueños. Me di de nuevo un fantástico sentimiento de libertad. En los sueños, todo es posible y todo está permitido.

Al realizar una película, ¿piensa en el público?
Esa es una pregunta delicada, pues siempre se quiere atraer a mucho público. Sin embargo, al mismo tiempo, no puedes averiguar el secreto para llegar al máximo de audiencia. No soy así. Espero que si hago una película como quiero hacerla exactamente le guste también a otra gente.

¿Va al cine?
Yo realizo mis películas pero no voy a ver otras, pues no quiero tenerlas en mi cabeza a la hora de trabajar. Cuando era más joven, no me importaba inspirarme en otros autores, pero ya no. Prefiero inspirarme en la pintura, la poesía y la música. Leo sobre el trabajo de otros directores y veo tráilers.

por Annika Pham para Cineuropa