El pescador de caña ha venido a sentarse a orillas del río. Ha dejado su caña a un costado, una caja metálica, una cesta. Permanece inmóvil mirando a lo Iejos, mientras las aguas corren hacia el remanso próximo. El pescador está como ausente, no espera nada. A lo lejos surge una canoa. Una mujer joven rema suavemente. Se acerca. Sonríe y pasa. El pescador ha olvidado el nombre de Ia mujer que marcha hacia el remanso y vuelve a mirar a lo lejos. De un monte surge un cazador que dispara su arma. El pescador cae al río y las aguas enrojecidas lo lIevan hasta el remanso, hasta la mujer sin nombre que lo espera.
[Edgar Bayley, VIDA Y MEMORIA DEL DOCTOR PI y otras historias]